domingo, 22 de mayo de 2011

Las brujas de Salem.

En la antigüedad era conocida la costumbre de tener esclavas para servir y entretener. Este era el caso de las niñas Parris, hija y sobrina del Reverendo Parris, las cuales eran entretenidas y acompañadas por una esclava de nombre Tituba, nativa de las Antillas y la cual, probablemente tendría una creencia religiosa diferente a la católica de la época. Entre sus dotes se encontraban el poder de leer el futuro en la clara de un huevo. Esta fue una de las razones por la cual se la consideró bruja, iniciándose así la cacería de brujas en el pueblo de Salem.
Las niñas Parris empezaron "supuestamente" a cambiar su comportamiento. Se dice que lloraban sin razón, corrían en cuatro patas y ladraban como perros. Luego de ser examinadas por un doctor que fue incapaz de dar un diagnostico médico, se determinó que las niñas habían sido embrujadas. Acusaron rápidamente a Tituba de este maleficio.
En ese tiempo, si una persona admitía practicar brujería, no se la ejecutaba; pero en cambio, si lo negaba (sobre todo porque no quería admitir algo que no era cierto y condenar su alma al infierno) era condenada a la horca.
Aunque no se sabe a ciencia cierta si Tituba era realmente una bruja o no, lo cierto es que confesó serlo y así salvó su vida. Luego, acusó a las niñas Parris de brujería y estas a su vez se defendieron diciendo que habían sido poseídas por el demonio, pero que de esta forma podían ayudar a los ministros a cazar a las verdaderas brujas.
Lo que empezó como un juego de niños terminó acusando a muchos inocentes de brujería, condenándolos a morir en la horca, producto de la ficción de sus habitantes y la ignorancia de la época.

2 comentarios:

  1. me parece y siempre ha siso así que la forma de eliminar la brujería en tiempos pasados era muy ridícula

    ResponderEliminar
  2. quizás las hermanas solo estaban siendo manipuladas

    ResponderEliminar